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josemarco

ESTIAJE

ESTIAJE

     En Aliaga todas las estaciones del año dejan su sello y su identidad. Una identidad única e intransferible. Esta se manifiesta en el paisaje, en la luz matinal, en los atardeceres, en las noches apacibles o gélidas, en el entorno o silueta de las montañas, en el color de los chopos, en el verdor de los pinos, y el los mil detalles que a veces se nos escapan de las manos.

     No sabría decir en este momento cuál es la mejor estación del año en este pueblo rodeado de un entorno privilegiado. Porque todas tienen su encanto. Personalmente, vivo con más intensidad la del verano, unos meses en los que parece que la naturaleza se despereza, que los colores se intensifican y que la luz nos inunda a raudales.

      Pero, en ocasiones, como está ocurriendo durante este cálido y seco mes de julio, no podemos disfrutar de escenas tan refrescantes como la de la fotografía. El río Guadalope sufre los rigores del estiaje y nos muestra descarnado un cauce seco, unas riberas desoladas, una ausencia de vida y lozanía.

      No sé si llegarán las tan necesarias tormentas de verano. No sé cuándo tardará en recuperarse este río que ha surcado durante siglos este valle silencioso. No sé cuándo volverán las aguas a su cauce. Mientras tanto, habrá que disfrutar de esta imagen del pasado, en la que el agua invade con su bravura los lugares más recónditos y pintorescos de este encantador pueblo turolense.

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