AGOSTO EN ALIAGA (1)
Todos hemos soñado con un pueblo de Teruel en agosto. Unos pueblos que renacen, que parece que vuelven a sus orígenes, que recobran la vida que perdieron hace ya varias décadas. Y Aliaga no podía ser la excepción. Ni mucho menos. La mayoría de sus casas vuelven a abrir sus puertas. Y llegan las reformas, la limpieza general y la charla animada con los vecinos. Unos vecinos a los que sólo se suele ver una vez a año. Y los niños animan las calles, y las pocas huertas que se siguen cultivando están en su plena lozanía. Y se suceden las fiestas,las verbenas populares, los concursos de guiñote y las cenas eternas.
Porque en agosto hay tiempo para todo. Los paseos matinales por las orillas del Guadalope y las rutas en bicicleta también sirven para respirar un aire incontaminado y dejar atrás el estrés y la rutina de la ciudad. Una de estas pequeñas excursiones nos acerca a la recoleta y humilde fuente del Molar, que apenas sobrevive a la sequía de este verano y nos regala un agua fresca e incontaminada. Son muchas las rutas como ésta. Y poco a poco iremos desgranando otras. Porque es en verano cuando más se puede disfrutar de estos parajes, cada vez más olvidados.
Incluso días cenicientos como hoy tienen un atractivo especial. Parecen un anticipo del otoño. Pero no. Aún queda mucho verano por delante, muchos amigos a los que saludar, muchos momentos que compartir, muchos senderos que recorrer, muchos momentos que recordar, muchos proyectos con los que soñar. De momento, aún estamos en el ecuador del verano. Y es tan efímero que habrá que aprovechar hasta el último suspiro.
(Foto: Fuente del Molar en Aliaga)
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