NOVIEMBRE
El mes de noviembre siempre ha sido para mí un mes caduco, anodino, tristón. Son días que invitan más a la melancolía y que nos llenan de nostalgia. Los días se acortan, los árboles se despojan y la naturaleza presaenta un aspectos entre amarillento y grisáceo. Por eso, este poema intenta reflejar un estado de ánimo que espero vuelva a su tono normal en primavera.
DÍAS ACOTADOS
Noviembre sabe a niebla y a días acotados
surcados de silencios y gris en las aceras
teñidas de nostalgia.
Noviembre sabe a bruma y a solares vacíos,
a ladridos oscuros de perros sin destino
en el solar estéril de los dulces ocasos.
Si cruzas el umbral de las tardes opacas,
encontrarás el eco de inciertas madrugadas
y la farola azul solitaria y ausente
al filo de la nada.
Si atraviesas la luz que conduce al abismo,
vivirás la experiencia de los zombis reales
y añorarás la dicha de los días felices,
cada vez más lejanos.
Todo es tan fantasmal
que prefiero la vida de las tardes sin tregua
a esta niebla sin fin que oculta las vivencias
de las noches calladas.
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