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josemarco

PANTANOS DE PAPEL

PANTANOS DE PAPEL

     En la vida hay muchos pantanos de papel. En la historia ha habido muchos pantanos de papel. En el mundo seguirá habiendo pantanos de papel. Utilizo la acertadísima expresión - casi metafórica - de la escritora e historiadora de Tauste Marisancho Menjón que acaba de publicar un libro dedicado a recordar la tragedia de aquellos habitantes de Jánovas, un pequeño pueblo del Sobrarbe a orillas del río Ara, que se vieron obligados a desalojar a la fuerza sus tierras, sus casas, su vida.

     En el programa Borradores de esta semana - que gracias al vídeo puedo ver con tranquilidad a una hora más razonable - Antón Castro dialoga con la autora, experta en temas del agua, y valora positivamente la detallada documentación de este libro que nos acerca a la intrahistoria de un pueblo de Huesca de los años sesenta. La desolación que se respira al contemplar desde la carretera las ruinas fantasmales de Jánovas se une a la tragedia del abandono y la soledad. Abandono a la fuerza, abandono porque sí, abandono sin ningún motivo. Porque el pantano ya no se hará nunca y el pueblo difícilmente resurgirá de sus cenizas.

     En Aragón hay muchos pantanos de papel. Porque pantanos de papel son los proyectos inacabados, los planes abortados, las infraestructuras de nunca acabar. Son sueños de papel, utopías rotas, historias de desolación y abandono. En Aliaga también hay un pantano de papel No inundó ningún pueblo, pero el esqueleto de la central - reflejado grotescamente en sus aguas - es un sordo recuerdo de lo que fue, pudo ser y quizás nunca será. De todos modos, Jánovas es un símbolo de un medio rural cada vez más abandonado y deshabitado. Julio Llamazares - que prologa el libro - ya despertó nuestra sensibilidad sobre el tema en su magnífica novela La lluvia amarilla. Marisancho Menjón nos muestra la cara más amarga de la realidad. Una realidad no tan lejana, que en ocasiones resulta difícil de creer. O de digerir.

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