UNA NOTA DISCORDANTE
Mientras la tarde se viste de primavera y se desliza suavemente por el centro de la ciudad, ahí están. Son apenas dos decenas. Encerrados en su empecinamiento y en su espejo cóncavo. No buscan la verdad. Buscan "su" verdad.
Mientras la ciudad se despereza a ritmo de crepúsculo y los ciudadanos regresan presurosos de su trabajo, ahí están. Son apenas veinte personas. Critican la mentira y la manipulación. Quizás deberían mirarse en su propio espejo.
Mientras la sensatez y el sentido común reinan en los viandantes, ahí están. Son unos pocos contra el mundo. Contra la justicia. Contra la verdad. Su ritual fúnebre parece esperpéntico y surrealista.
Una nota discordante en la tarde zaragozana. ¿Hasta cuándo?
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