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josemarco

DESEQUILIBRIOS

DESEQUILIBRIOS

     Se acerca uno a la prensa diaria, presta atención a los medios de comunicación, se hace eco de los comentarios cotidianos de la gente de a pie, y se da cuenta de que en todos los niveles existen una serie de desequilibrios que no parecen solucionarse sino todo lo contrario. Hay desequilibrios globales, en el ámbito planetario; hay desequilibrios nacionales y hay desequilibrios autonómicos, comarcales y locales. Dentro de la Comunidad Autónoma de Aragón todos conocemos el contraste entre Zaragoza capital y el medio rural. Y si nos desplazamos a la provincia de Teruel, hay un cambio muy sensible de fisonomía entre las tierras del Bajo Aragón y las comarcas de Teruel o de las Cuencas Mineras. Algunos dicen que estas diferencias son históricas y muy difíciles de solucionar. Otros opinan que influye mucho el clima y la propia orografía. Pero, lo que está claro, es que caminamos hacia una concentración de población en unas pocas áreas: en España las zonas costeras están superpobladas y lo mismo ocurre con los alrededores de Madrid; en Aragón, Zaragoza tiene un gran círculo de influencia y las otras dos capitales le siguen de lejos. Sólo Calatayud mantiene aspiraciones de ciudad.

     ¿Cuál es la solución para resolver estos contrastes? El problema es muy difícil de resolver, porque todos buscamos un lugar donde haya buenos servicios, grandes centros hospitalarios, numerosas superficies comerciales, diversos centros educativos y una cierta comodidad a la hora de afrontar la vida cotidiana. Además, como cada vez se acortan más las distancias, la gente va a los núcleos rurales a trabajar y regresa en el día a la ciudad. Sólo los núcleos cercanos a las grandes ciudades se ven favorecidos al convertirse en grandes ciudades-dormitorio. Pero eso no resuelve el problema, sino que lo agrava. Ocurre, en definitiva, que todos queremos calidad de vida y pensamos que el ruido, el ajetreo y el consumismo nos la pueden proporcionar. Y la dinámica es muy peligrosa. Los países ricos son cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres. Este sí que es un auténtico desequilibrio. Algunos le llamarían injusticia. Lo peor de todo es que nadie se atreve a afrontar de lleno el problema. Y la distancia será cada vez más inalcanzable.

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