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josemarco

UN ALTO A ORILLAS DEL HUERVA

UN ALTO A ORILLAS DEL HUERVA

     Desde Fonfría (Teruel), en la sierra de Cucalón (1.280 m.) hasta Zaragoza, donde desemboca en el Ebro, el río Huerva sigue un itinerario más bien corto y con caudales normalmente exiguos e irregulares. Hoy, de regreso desde Valencia, nos hemos acercado a una de las localidades bañada por este río en sus primeros kilómetros de recorrido. En un mediodía caluroso, a falta de zonas de descanso en el recién inaugurado tramo de la Autovía Mudéjar, hemos hecho un alto en el camino en Ferreruela de Huerva, pequeña localidad turolense de la comarca del Jiloca.

     Ferreruela me ha causado una grata impresión. No sólo por la limpieza de sus calles o por sus casas restauradas. Me ha llamado la atención sobre todo la Iglesia dedicada a Nuestra Señora de la Asunción. Como podéis ver en la fotografía tomada por Javier, es de un estilo barroco-mudéjar. Algo original, sugerente y que llama la atención a los que admiramos el mudéjar de humilde ladrillo y no comulgamos demasiado con el barroco excesivamente ornamental. Esta mezcla de estilos - que tanto agradaba a Quadrado y Parcerisa cuando recorrieron parte de Aragón en 1844 - rompe la monotonía y sugiere algo elemental en el arte: que no existe un arte puro, que hay etapas de transición y vaivenes estilísticos. Este pórtico barroco y este campanario más cercano al arte mudéjar, conforman algo que los entendidos denominan  isla o islote barroco-mudéjar.

     Pero Ferreruela tiene otros monumentos que despiertan la admiración de los vecinos y visitantes: los peirones. Todavía se conservan dos: el de San José y el del Cristo de Ribota. Lástima no se conserve un tercero, demolido en los años sesenta del pasado siglo. Eso sí, una calle recibe su nombre como vestigio de este monumento mágico, simbólico y con connotaciones religiosas. Ahora, con la autovía a sólo tres kilómetros del pueblo, quizás Ferreruela sea más conocida y visitada. En el ecuador de la primavera, sus extensos campos de cereal verdean en el horizonte y contrastan con otras extensiones de tierra rojiza. Otro paisaje distinto al que recorría habitualmente la desierta carretera nacional.

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