AMARGA DESPEDIDA

     Con lágrimas en los ojos, con la emoción contenida, se despidió ayer en rueda de prensa uno de los últimos estandartes del Real Zaragoza, una de sus señas de identidad, uno de los símbolos del zaragocismo.

     No se conocen aún oficialmente las causas reales de esta despedida. Lo que está claro es que en esta caso, como en tantos otros - Soriano, Cani, Lafita,... - han predominado los intereses económicos antes que la valoración personal.

     Sorprende, de todos modos, que se haya prescindido de un jugador comprometido, polivalente y de una calidad contrastada para fichar a otros de su mismo nivel - o inferior - que no van a sentir, ni de lejos, el amor por los colores como lo ha demostrado el ejeano. También sorprende que los técnicos, especialmente el actual entrenador, hayan decidido prescindir de él y apostar por jugadores similares, como Gabi o Poncio. ¿Por qué será?

     Se me antoja que en este caso, como en el de muchos otros, hay una mano negra que está por encima de los técnicos y que mueve los hilos a su antojo según preferencias, manías, caprichos y con la innegable intención de hacer caja a costa de sentimientos, trayectoria, dedicación o compromiso. ¡Qué lejos quedan los tiempos de José Luis Violeta!

     No sé cuál será el futuro de Zapater en el Genoa italiano. Ojalá triunfe y crezca como futbolista igual que Cani en el Villarreal o Lafita en el Deportivo. Luego igual le reclaman para que regrese. Sería un sarcasmo del destino. Porque ya sabemos que en el mundo del fútbol lo que hoy es blanco mañana es negro y viceversa. Y ayer fue un día negro para el bueno de Alberto Zapater. ¿Quién tomará el relevo como estandarte del zaragocismo? ¡Qué pena me dan los jóvenes canteranos! Si se miran al espejo de Zapater y compañía, éste les devuelve una imagen deformada y esperpéntica. Como la que no ofrecieron ayer algunos medios de comunicación.

(NOTA: Ya escribí sobre el mismo tema el 14 de junio de 2006. No lo vendieron porque estaba muy reciente la marcha de Cani. Pero, al final, la premonición se ha cumplido)