UN VALLE SILENCIOSO
Cuando vayas a Aliaga
camina por sus calles recoletas
y goza del silencio
bajo la sombra gris del mediodía
al filo del verano.
Cuando vayas a Aliaga
embébete del verde del paisaje
y saborea al alba
el lento despertar de la jornada
en las mañanas claras.
Cuando vayas a Aliaga
recorre el Cascajar y paladea
el crepúsculo dulce
que anticipa una noche tapizada
de millones de estrellas.
Cuando vayas a Aliaga
no olvides la ascensión hasta el castillo
y contempla el hechizo
de este valle sublime y pintoresco
herencia de los siglos.
Cuando vayas a Aliaga
busca el cauce del río Guadalope
en los días de otoño
y acaricia los chopos centenarios
junto al rumor del agua.
Cuando vayas a Aliaga
acércate a la Porra, a la Cedrilla,
saluda a la Virgen de la Zarza
y disfruta en silencio
de un entorno de luz en primavera.
Cuando vayas a Aliaga
no digas nunca adiós,
sólo hasta luego,
porque querrás volver cual peregrino
hacia la senda azul de los recuerdos.
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