DOCENTES
A nadie se le oculta la problemática de los docentes en estos últimos meses. Algunos dirán que son efectos colaterales de esta profunda crisis; otros, que son ciclos que se repiten periódicamente. Pero la triste y cruda realidad es que la educación en nuestro país está retrocediendo, al menos tres o cuatro décadas.
Está claro que los más perjudicados son los alumnos. No sólo por la evidente falta de medios, sino sobre todo por el tijeretazo al personal docente de todos y cada uno de los centros públicos de este país. Concretamente en Aragón - que, al parecer no es la comunidad más castigada por los recortes en educación - se ha eliminado aproximadamente al diez por ciento del profesorado de cada centro. Es, simplemente, una barbaridad.
Lo peor de todo es que esos tres mil euros que dicen se van a ahorrar con el tijeretazo educativo, se están malgastndo inútilmente para el mantenimiento de aeropuertos vacíos, de líneas del AVE casi sin pasajeros y de cientos de infraestructuras que nacieron porque sí al calor de los momentos de bonanza económica.
Porque todos sabemos - especialmente los que llevamos muchos años en el mundo de la enseñanza - que el nivel educativo no se mantiene ni se levanta con decretos, ni con supresión de unas materias en beneficio de otras, ni con planes trasnochados, ni con utopías que quedan muy bien redactadas en el ordenador. El nivel educativo se potencia con más personal cualificado, con más medios para atender la cada vez más compleja diversidad del alumnado, con más incentivos de todo tipo, con más motivación, con más sentido común.
Pero parece que nuestras autoridades educativas no están por la labor. Al parecer, les preocupa más el bilingüismo, la implantación de las TIC, el problema del castellano en Cataluña, los fondos para otorgar algunas becas, los recortes de subvenciones para erasmus, másteres, comedores y un largo etcétera. Si algún día bajan al ruedo del día a día de la enseñanza, si algún día se codean con el docente vocacional, si algún día se percatan de los problemas de estrés de los profesores, tal vez comiencen a pensar en rectificar. Mientras tanto, las camisetas verdes seguirán ahí como una voz en grito contra los recortes inútiles e injustificados.
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