Blogia
josemarco

LA TRISTEZA DEL PIRINEO

LA TRISTEZA DEL PIRINEO Después de pasar tres días de descanso en Villanúa, vuelvo a Zaragoza con una cierta desazón y melancolía al comprobar cómo la nieve está prácticamente ausente de los montes más alto, los árboles han perdido su verdor y su lozanía, los embalses están bajo mínimos y los ríos parecen aprendices de acequias. Es la triste realidad de este verano sofocante que sólo nos trae noticias de catástrofes y de incendios.
Pero no toda la culpa la tiene la climatología ni el efecto invernadero. También el hombre puede solucionar algunos problemas puntuales que afectan - ¡cómo no! - a nuestras precarias y casi tercermundistas comunicaciones. Me refiero sobre todo al Canfranc y al lamentable estado de su estación, la mayor de España y una de las más espectaculares de Europa, varada como una ballena en descomposición y abandonada a la suerte más triste si nadie lo remedia. Hay una pancarta a la entrada muy expresiva: "Estación de Canfranc, vergüenza nacional". Lo demás habla por sí solo: Un único tren de ida y vuelta a Zaragoza que tarda ¡4 horas! en realizar su recorrido; unas vías obsoletas y un despacho provisional que parece un garito de los años de posguerra. ¡Qué lejos queda ya aquel 1928 en que Alfonso XIII inauguró solemnemente esta estación! Su futuro es poco alentador. Hace falta una gran inversión y los gobiernos francés y español parece que no están por la labor. ¿Seguirá así en 2008? Nadie lo duda. ¿Seguirá así si Jaca logra ser olímpica en 2014? Tal ver siga así o peor.
Es sólo un botón de muestra del abandono del Pirineo que, sumado a la adversa climatología, me deja una sensación agridulce que espero se alivie en otoño cuando la nieve vuelva a coronar sus cumbres.

0 comentarios