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josemarco

LOS SUEÑOS

Los sueños son como cápsulas de celofán o nubes de algodón que nos catapultan hacia el pasado o nos proyectan hacia el futuro como muñecos de guiñol. Hay sueños dolorosos, sueños agradables y sueños asépticos. Sin embargo, el tejido secreto de los sueños se compone de vidas no vividas o malvividas, de ilusiones truncadas o de futuribles que nunca serán cruda o gozosa realidad. Alterando el tópico calderoniano de "los sueños, sueños son", creo que un sueño es un gajo de la vida que supera en ocasiones a la propia actividad consciente. Los sueños son, además, el contrapunto feliz de una vida arrastrada o - por qué no - la antítesis angustiosa que culmina una etapa feliz. Luego están las duermevelas, sonnolencias, insomnios o el soñar despierto. Eso ya pertenece a otros ámbitos más conscientes y quizás menos deseables.

3 comentarios

talena -

Existe un trastorno llamado Soñar despierto cuantitativo, que consiste en invertir un tiempo excesivo en esas ensoñaciones, restando tiempo para realizar otro tipo de actividades e interfiriendo en el normal desarrollo de la vida cotidiana. En este caso sí que es desadaptativo e indeseable. Otros profesionales lo llaman Trastorno por deficit de atencion del subtipo inatento, en el que se observa una marcada falta de concentración hacia los estimulos externos, aunque la hiperactividad no está presente.
Es como en todo, la virtud está en el termino medio.
Si por casualidad conoceis a alguien que presente estas caracteristicas, decidmelo, por favor. Estoy muy interesada.

Pilar Pastor Pérez -

¿Por qué no sería deseable soñar despierto?
Pienso que, mientras no nos haga perder demasiado el rumbo, soñar despierto no es sólo deseable, es sano, es recomendable, es divertido, es un juego que todos deberíamos practicar. Es cierto, es un acto más consciente que los sueños pero no menos deseable.

ana alcolea -

Precioso texto sobre los sueños, José María. Yo también creo que son una parte insispensable e indisoluble de la vida. Esa vida paralela, nocturna, es muchas veces tan vívida y tan vivida como la vigilia. Calderón era mucho Calderón, sí.