VIOLENCIA JUVENIL
Mucho se está hablando en los últimos años de la violencia en nuestra sociedad. El problema sorprende más cuando esta violencia afecta a nuestros jóvenes, es decir, a nuestros hijos y nuestros alumnos. El suceso que ha conmocionado a los habitantes de la gaditana Línea de la Concepción y que ha afectado trágicamente al Instituto de Enseñanza Secundaria "Antonio Machado" de esa ciudad nos debe servir para reflexionar sobre este problema que cada día va a más, y a tomar las medidas oportunas. En ese centro eduativo van a contratar a vigilantes privados, al estilo de muchas escuelas de Estados Unidos. Esto puede frenar el problema, pero de ningún modo atajarlo ni solucionarlo. ¿Cuál puede ser la solución? La cuestión es compleja y la respuesta no es nada fácil. Todos somos conscientes - padres y educadores - de la importancia de la educación en valores desde infantil y primaria. No sólo en los colegios sino, sobre todo, en las familias. Pero esto, con ser mucho, no es suficiente. En la calle está el ambiente, en ocasiones, enrarecido que incita a la violencia. Y en la televisión o en los videojuegos nuestros niños y jóvenes tienen un espejo turbio y turbulento en el que mirarse y del que, en ocasiones, se contagian.
Hay que decir, sin embargo, que el problema no está afortunadamente generalizado.Que la mayoría de nuestros jóvenes eluden esos comportamientos. De todos modos, es el momento no sólo de reflexionar sino de profundizar en las causas de estas actitudes. Y, si llega el caso, tomar medidas correctoras contundentes. De lo contrario, este tipo de comportamientos se adoptarán cada vez a edades más tempranas y se extenderán como un incendio de verano casi imposible de sofocar.
Hay que decir, sin embargo, que el problema no está afortunadamente generalizado.Que la mayoría de nuestros jóvenes eluden esos comportamientos. De todos modos, es el momento no sólo de reflexionar sino de profundizar en las causas de estas actitudes. Y, si llega el caso, tomar medidas correctoras contundentes. De lo contrario, este tipo de comportamientos se adoptarán cada vez a edades más tempranas y se extenderán como un incendio de verano casi imposible de sofocar.
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