INMIGRANTES EN LAS AULAS
Nadia imaginaba hace dos décadas que el fenómeno de la inmigración iba a aumentar tan desmesuradamente en España. Se acercan ya a los tres millones de personas (casi un diez por ciento) y, en Aragón pronto llegarán a los cien mil inmigrantes censados.
Si bien en lo laboral, la mano de obra es necesaria y suponen una pequeña inyección para la Seguridad Social; en lo social, cultural y educativo, la situación se plantea de modo muy distinto, con problemas de adaptación, de desarraigo y con un cierto ambiente de conflictividad, que esperemos no llegue a los extremos de la vecina Francia.
En el campo educativo, tengo como referencia más cercana el Instituto "Ramón y Cajal" de Zaragoza. Aquí hemos acogido a más de cien inmigrantes y estamos rondando el treinta por ciento. En cinco años ha habido un cambio radical. Por eso, desde el Centro y con el apoyo de la Administración, hemos hecho un esfuerzo para atender a todos estos jóvenes. Destacan los rumanos, chinos, hispanoamericanos o marroquís. Cada grupo con sus problemas de integración y algunos, especialmente los orientales, con sus problemas de aprendizaje del castellano.
¿Qué hay que hacer? Ese el problema a resolver. Porque es muy difícil atenderles en el aula, cuando se incorporan, y evaluarles adecuadamente. Lo ideal sería, entre otras cosas, que la concertada - que tantos derechos está reclamando últimamente - se implique más en el problema y admita más inmigrantes. Así verá satisfechas sus aspiraciones evangélicas.
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