LA VIDA ES INJUSTA
Todos sabemos que en la vida hay situaciones que nos demuestran lo injusto, lo ilógico o el absurdo de nuestra andadura por este planeta. Sin embargo, uno de los ámbitos donde más se refleja este problema es el el mundo del deporte. Un ejemplo palpable lo está viviendo durante estos días el todavía entrenador del Real Zaragoza Víctor Muñoz. Un hombre de la casa, honesto y trabajador donde los haya. La situación me recuerda a la que vivió su tocayo y paisano Víctor Fernández hace ya diez años. Se le acabó su crédito y entre la prensa, la afición y algunos de sus jugadores acabaron con él en el paro. Al bueno de Víctor Muñoz puede pasarle algo similar. Porque los resultados mandan y, en la liga actual, un empate es un como un paso de tortuga en la tabla clasificatoria.
¿Qué va a suceder? Que la cuerda se romperá por la parte más floja. Y después vendrán las reflexiones y quizás algún lamento. El problema es mucho más complejo y obedece a una nefasta planificación deportiva. El club se desprendió de un gran goleador, David Villa. No se ha fichado con acierto, porque ninguno de sus sustitutos - Sergio García y Diego Milito - están dando la talla. Lo de Ewerton es capítulo aparte. Y se ha mantenido a jugadores que son mediocres y no son mejores que algunos de la cantera, léase Toledo, Poncio o incluso Álvaro. Pero, claro, los platos rotos los pagará el entrenador y quizás algunos jugadores de la casa, a los que se les exige demasiado y no se les valora lo suficiente.
De todos modos, hay otras injusticias mucho más sangrantes. Ésta puede servirnos como metáfora del mundo absurdo y paradójico que nos rodea.
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