MIRALBUENO
Mañana fría, pero apacible en el barrio de Miralbueno. Nos desplazamos al campo del C.D. Amistad, filial del Real Zaragoza. Mientras el equipo alevín del San José calienta motores, me doy un paseo por el barrio para recordar tiempos pasados: nueve años de docencia en el Instituto de Miralbueno. No ha cambiado mucho el barrio en estos últimos seis años. Todavía hay una mezcla de enclave rural, con casetas abandonadas y solares vacíos, y de aspiración a barrio residencial de Zaragoza. ¿No le iría mejor segregarse como Villamayor?
Mietras recorro las silenciosas calles, me sorprende una que está dedicada al médico conquense Fernando Orozco, que ejerció durante muchos años en el barrio y al que, aún en vida, se le rinde este merecido homenaje. Me acerco al Instituto, cada vez más decrépito. Observo la pulcritud y limpieza del exterior del colegio Julián Nieto. Y contemplo el antiguo colegio de San Andrés, abandonado a su suerte y condenado a convertirse en un solar urbanizable.
Recuerdos en Miralbueno y entretenido partido de fútbol contra el Amistad. Un 4-2 a favor de los locales que no refleja el esfuerzo y la lucha de los nuestros. Lógicamente, son superiores. Nos marchamos sin decepción, pero con una sensación agridulce. Sólo nos queda la queja por el lamentable estado del vesturario del equipo visitante y por el local tercermundista que se utiliza como bar, con estufa de leña incluida. Si el Amistad presume de ser un gran club, no lo muestran así sus obsoletas instalaciones.
1 comentario
ana a. -