CUÉNTAME UN CUENTO

No sé cuántos aragoneses conocen a Severino Pallaruelo, ni cuántos han leído su cuento Palomo. La celebración del Maratón del Cuento por décimo año consecutivo nos brindó ayer la oportunidad de acercarnos a la cuentística aragonesa, a las leyendas más recónditas y al folklore más exquisito. En la sala Luzán de la CAI, en el Paseo de las Damas se respiraba un ambiente de misterio, de magia, de ensoñación. Alumnos de diversos colegios e institutos aragoneses leían, recitaban o representaban relatos tradicionales o cuentos inéditos.
Quiero destacar de entre ellos al cuento Palomo. Es la historia de un pintoresco gato en un no menos peculiar medio rural. La lectura de este breve relato nos cautivó a todos. No tanto por la anécdota, amena y divertida, sino sobre todo por la calidad de la lectura de María Cruz, Alba Gallego, María Fernández y Daniel Onarán, alumnos de primero de bachillerato del Instituto “Ramón y Cajal” de Zaragoza. Leyeron con unción, con gracia, con soltura, con pausas, silencios y modulaciones. Parecía que contaban el relato, como hacían nuestros abuelos en la cadiera alrededor de la lumbre. Se notaba la labor de la profesora Olivia Albá y la experiencia de estos lectores, a pesar de su juventud. La historia de Palomo nos hizo añorar épocas pasadas y soñar en un nuevo resurgir de la tradición oral, tal maltratada en todos los medios y tan olvidada en el currículum educativo.
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ana a. -