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josemarco

LECTURAS DE VERANO

LECTURAS DE VERANO

            La llegada del verano nos proporciona una gran oportunidad para dedicar parte de nuestro tiempo libre – que suele ser mucho – a la lectura de aquellos libros o publicaciones que, debido a las ocupaciones cotidianas, no hemos podido realizar en los meses anteriores.  Para estos dos meses, prefiero leer poco y selecto, ya que la lectura detenida de la prensa me ocupa un rato por las mañanas. Tengo que reconocer que cada vez me vuelvo más exigente a la hora de elegir una buena novela. En esta ocasión, espero no haberme equivocado al comprar la última obra de Mario Vargas Llosa, Travesuras de la niña mala. Cuando acabe su lectura, ya expresaré mi opinión en estas mismas páginas. He adquirido, además, un ensayo reciente que propugna la defensa de la emancipación de las mujeres musulmanas. Su autora es la somalí, nacionalizada holandesa, Ayaan Iris Ali; el título del libro, Yo acuso, explicita y anticipa el tono de denuncia y reivindicación. Como tercer libro, tengo en mi escritorio la última entrega de la revista cultural Turia (número 79). Son casi cuatrocientas jugosas páginas de Pensamiento, Poesía, Taller de creación, Conversaciones y variadas reseñas. En esta última entrega destaca el cartapacio dedicado al escritor, periodista y editor zaragozano José García Mercadal, treinta años después de su muerte.           

         Nunca como hasta ahora el acceso a la lectura había sido tan asequible. Es verdad que se van cerrando algunas veteranas librerías, como las zaragozanas “Casa Amadeo” y “Lepanto”. Pero abren sus puertas otras nuevas y más acordes con los tiempos como “Los portadores de sueños”. Julio José Ordovás, en su columna del Heraldo lamenta estos síntomas de “desierto cultural” y enfatiza la importancia de los libros en nuestra sociedad. No puedo evitar plasmar unas palabras que pueden ayudarnos a reflexionar y quizás a despertar de nuestro letargo como lectores:

               "Una sociedad sin libros es una sociedad gris, mortecina, castrada. Una casa sin libros es una casa lóbrega, siniestra, inhabitable. Un     hombre que no lee es un hombre vacío…En los libros están escritas las vidas que otros han soñado, pero también, y sobre todo, está escrita nuestra vida. Leer no es una forma de matar el tiempo. Al contrario: los libros nos devuelven lo que el tiempo nos arrebata”.  

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