EL CONSUMO DE ALCOHOL POR LOS ADOLESCENTES
Desde hace bastantes años nuestros adolescentes esperan con ilusión las tardes-noches del viernes y del sábado para acercarse al supermercado con la propina semanal y cargar sus bolsas de refrescos y licores para preparar un largo encuentro en el parque más cercano o en el solar más recoleto. Es el rito del botellón, que se ha extendido por todo el país como una mancha de aceite y que cada vez se practica a una edad más temprana. Mucho tiene que ver esta actividad con lo que los niños ven desde pequeños en sus mayores, especialmente los días de fiesta. A veces, no somos el mejor ejemplo. Mucho tiene que ver con la sociedad de consumo que nos rodea y con la poca imaginación para buscar alternativas a este tipo de diversión que suele terminar como el rosario de la aurora.
Por eso la intención del gobierno es prohibir la venta y consumo de alcohol a los menores de dieciocho años en la vía pública. No sé si será una solución. Es difícil erradicar una costumbre tan arraigada. Y las prohibiciones fomentan, a veces, una mayor ansiedad. De todos modos, se pueden evitar así espectáculos que contemplamos las mañanas de los sábados o domingos: jóvenes tumbados en la acera o en el portal, totalmente borrachos; parques inundados de botellas rotas y de toda clase de residuos; restos de vómitos en las paradas de autobús o en cualquier esquina,... Ya se sabe que es mejor educar que prohibir, que es mejor prevenir que curar. Los padres y educadores tenemos mucho que decir. Los comerciantes también. Y el resto de la sociedad no puede inhibirse ante este problema.
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jhoandry -
belen -