BASURA POR DOQUIER
No me refiero al impacto medioambiental de los residuos, cada vez más preocupante. El término basura hace referencia a la programación semanal de casi todas las televisiones que deberían conforman¡r una oferta plural y atractiva. No es esa, sin embargo, la realidad: a cualquier hora del día, es muy difícil encontrar un canal que ofrezca un programa coherente y con un cierto contenido cultural. La llamana prime time está copada por programas-basura que sólo intentan cultivar el morbo y ofrecer carnaza para los espectadores pasivos y complacientes.
La llamada caja tonta ha evolucionado mucho desde el punto de vista técnico en sus más de cincuenta años de vida. Pero no ha avanzado tanto en lo que se refiere a la presentación de programas de calidad contrastada. Ahora todo está regido por un exigente share. Este termómetro de audiencia - con trasfondo claramente económico - sitúa en el ranking a programas que se caracterizan por su nula calidad artística, por su nulo contenido cultural y por su apabullante superficialidad.
Ya lo decía Lope de Vega en el siglo XVII, cuando le criticaban la baja calidad de sus comedias. El dramaturgo madrileño afirmaba que había que darle al pueblo lo que reclamaba. Esa era y es la pura realidad. Y no sólo ocurre en la televisión, sino en el mundo de las revistas y en la gran pantalla. Quizás se libre de la quema el cada vez más reducido ambiente teatral, que sobrevive gracias a generosas subvenciones y a empeñados productores y directores. Pero lo de la televisión comienza a ser llamativo y cargante. Y alguien tendrá que actuar si queremos que las futuras generaciones no se embeban en la superficialidad y el gregarismo.
1 comentario
ana a. -