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josemarco

SEMANA DE DESENCUENTROS

SEMANA DE DESENCUENTROS

     La semana que termina - que podemos considerar de vuelta a la normalidad (¿o a la anormalidad?) - nos ha proporcionado desencuentros, alguno de ellos turbulentos, en casi todos los ámbitos sociales y políticos, locales, autonómicos, nacionales e internacionales. Con la vuelta a las aulas de todo el alumnado no universitario, que se ha desarrollado con bastante normalidad, los problemas nos llegan desde afuera. En las grandes ciudades - entre ellas en Zaragoza - hemos sufrido de nuevo los atascos, las interminables obras, las prisas y el estrés. A los pequeños núcleos rurales ha vuelto la soledad y ha regresado el fantasma de la despoblación - oculto momentáneamente durante los meses de verano. Pero las turbulencias, los desencuentros, han ido más allá de esta percepción cotidiana y, en ocasiones, rutinaria.

    Los extremos se tocan y se repelen. Eso es lo que está ocurriendo en el siempre agitado e incierto ámbito político. Y lo peor de todo es que fallan las formas. Las de unos y las de otros. Y, a veces, se pierden los papeles. Y lo más frecuente es que nadie dimita, todos se exculpen y muy pocos rectifiquen -¡Qué cara se ha puesto la autocrítica! En Estados Unidos se agudizan los enfrentamientos y discrepancias por la incomprensible posguerra de Irak. En Europa se tambalean algunos bancos y comienzan a sufrir las consecuencias de los créditos hipotecarios. En España continúa el rifirafe entre los conservadores y progresistas, entre los monárquicos y los republicanos. (Algunos siguen añorando tiempos pretéritos. ¡Qué gran error!) En Aragón la polémica está servida en el tema del medio ambiente y en el tema de las comunicaciones. Y en Zaragoza continúa la pugna por ese inmenso barco varado en el centro de la ciudad, que es el Fleta. Y el dragado del Ebro siguen enfrentando a ingenieros, políticos y ecologistas. Y la polémica del tráfico se ha centrado en la circulación de bicicletas por el centro de la ciudad. Las aceras no son para todos y la calzada es una trampa para el más débil.

     Mientras tanto, seguimos expectantes ante las incertidumbres del futuro. La normalidad parece desbordarnos en algún momento. Y los fines de semana - aderezados con el buen tiempo y atractivas citas deportivas - se han convertido en el mejor invento. Aunque en el deporte también son frecuentes los desencuentros. Y si no que se lo pregunten a Luis Aragonés, al jugador Óscar González o a los dirigentes y técnicos del equipo McLaren.

 

1 comentario

Luis Antonio Pérez Cerra -

Me gustaría rebatir el pesimismo que se desprende de tu escrito, pero lo único que se me ocurre es incrementar tu lista de desencuentros con unos cuantos más. La verdad es que estamos viviendo un momento histórico lamentable. Sin embargo, no hay que perder la esperanza ni la confianza -valga el penosos pareado- en un mañana mejor...Un cordial saludo