VEINTE MINUTOS DE TEATRO
Cada vez me atrae menos la pequeña pantalla. Paradójicamente, la cada vez más variada oferta televisiva se ha llevado por delante la calidad de algunos programas. Muy pocos se salvan de la quema. No me extraña que los televidentes vayan abandonando progresivamente este medio y huyan hacia internet o hacia otros medios de comunicación más fiables.
Debido sobre todo a mi falta de tiempo, selecciono cuidadosamente aquellos programas que me interesan. Últimamente sólo dedico algunos minutos a los programas informativos y a algún evento deportivo. Las películas prefiero verlas en DVD o en un local acondicionado. Ayer noche, después de las noticias de Aragón Televisión, habían anunciado la aparición en directo del actual presidente del Real Zaragoza, don Eduardo Bandrés. Esperé con una cierta expectación la aparición en los estudios de la calle María Zambrano del exconsejero de economía del Gobierno de Aragón. Supongo que harían lo mismo a esa hora muchos aficionados del Real Zaragoza. Pensaba que iba a hablar de los entresijos del pasado - dos entrenadores en una semana -, de los problemas del vestuario, del jugador díscolo que se quiere ir a Argentina, de la cantera, de algún refuerzo inminente, de la falta de autoridad, de la falta de mano izquierda, de los errores del cuerpo técnico, de los errores de la directiva,...
De todo eso, nada de nada. Todo me sonó a teatro. A un teatro del género más bajo y degradado. A una farsa de veinte minutos. Menos mal que la comparecencia fue breve. Hasta el propio entrevistador, Pedro Hernández, optó por acabar cuanto antes, dado el cariz que presentaban las respuestas. ¡Qué buen político es Bandrés! ¡Cómo supo barrer para casa y llevar el agua a su molino! Porque no pude oír ni una sola autocrítica, ni el más mínimo autorreproche, ni la menor aclaración. Todo sigue igual de turbio, igual de confuso. Esperemos que algún día todo salga a la luz. Y que Víctor Fernández y Ander Garitano nos den su versión. Sin tapujos, sin demagogia, sin farsa. Espero que la nave zaragocista no zozobre, a pesar de que su tripulación ya no inspira confianza. Anoche don Eduardo, a quien siempre he admirado, me dejó estupefacto. Y me imagino que muchos aficionados opinarán lo mismo. ¿O se creyeron todo a pie juntillas? Afortunadamente, ya han pasado los tiempos de la ingenuidad y del asentimiento colectivo.
4 comentarios
Nerea -
un abrazo!
Javier López Clemente -
http://es.youtube.com/watch?v=s-WAxtryjyo&feature=related
Javier López Clemente -
Aunque,la vida es puro teatro
Luis Antonio -
Realmente, lamentable