RETORNO A LAS RAÍCES
Cuando regreso a Aliaga, mi pueblo natal, se mezclan en mi interior una serie de sensaciones aparentemente contradictorias. El silencio y la soledad del entorno alimentan la melancolía y devuelven mi mente hacia épocas pasadas. Sólo el paisaje permanece, alterado por el inevitable paso del tiempo y por los discutibles avances de la civilización. La memoria y el recuerdo bucean en escenas del pasado, en tardes primaverales, en noches rotundas estivales, en inviernos preñados de crudeza.
Mientras observo este paisaje tan mío, totalmente memorizado e interiorizado, vienen a mi mente algunos versos del poeta palentino Joaquín Galán - cercanos en ocasiones al gran poeta Claudio Rodríguez o al narrador Julio LLamazares. Este poeta castellano residente en Barcelona - nacido en Villarrubias a principios de la década de los cuarenta - encarna la fidelidad al origen, el regreso a las raíces. En su cuarto libro de poemas El aire original, culmina un camino poético hecho de búsqueda y de paradoja, de accidentes existenciales y de enriquecedoras experiencias. En algunas estrofas de este libro plasma ese latido sosegado de un mundo rural cargado de originales sensaciones y de un inusual colorido:
Cruzan por la mirada los arados abriendo
hazas leves que suben, musicales, la cuesta,
sordas aves, apenas tangibles por el miedo. (...)
Desde este ventanuco
casi podría acariciarse la sucesión grisácea de los cerros,
el suave ungüento del atardecer. (...)
Si miras, el silencio
del mundo se hace un bloque calcáreo, tus manos
pestañean y buscan, cuando ya el campo todo
es una luna roja relinchando en las cuadras.
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