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josemarco

LECTURAS DE VERANO

LECTURAS DE VERANO

Después de leer y saborear Dientes de leche, la excelente novela del zaragozano Ignacio Martínez de Pisón, le llega el turno al número 87 de la revista cultural TURIA. Con un monográfico dedicado a la escritora catalana Mercè Rodoreda, con colaboraciones de Enrique Vila-Matas, Javier Tomeo o José María Latorre, con unas páginas de poesía selecta y con las habituales secciones "La isla", "Sobre Aragón", "Cuadernos Turolenses" y "La Torre de Babel", las casi quinientas páginas de este último número me llegan en un momento de más reposo, de más tiempo y de más receptividad intelectual.

Extraigo como aperitivo poético un poema del polifacético escritor gaditano Felipe Benítez Reyes. Se titula Lunario de haikus. El poeta sigue fiel a esta composición tradicional japonesa tanto en la forma como en el contenido, ya que el haiku tradicional solía contener una palabra clave y buscaba describir los fenómenos naturales. Su estilo se caracteriza por la naturalidad, la sencillez, la sutileza y la austeridad. Y su aparente asimetría sugiere libertad y eternidad.

El viernes pasado contemplé en Aliaga una luna llena esplendorosa y vital. Los versos de Benítez Reyes coinciden en gran medida con las sensaciones que experimenté desde un lugar elevado del pueblo.

La luna breve

amenaza la noche

con su guadaña.


¿De quién se esconde

la luna tras las nubes

sino de sí?


La esfera errante

huyendo de la noche

que la desnuda.


La gema náufraga

disperso su confeti

de plata pura.


La siempre insomne,

en todo amanecer

transparentada.


Sólo es sí misma.

La tocan las metáforas

con guantes blancos.

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