Blogia
josemarco

LABERINTOS LITERARIOS

LABERINTOS LITERARIOS

    Llega a mis manos el número 18 de la revista trimestral Laberintos, que edita semestralmente el Instituo de Educación Secundaria Elaios, de Zaragoza.   Este ejemplar está dedicado a los últimos doscientos años de la historia de una ciudad que acaba de celebrar el Bicentenario de los Sitios y la Exposición Internacional 2008.

     Leo, en primer lugar, un excelente artículo editorial titulado "La ciudad soñada" y continúo con las páginas de mayor sabor literario. La sección "Tres visiones literarias de Zaragoza" destaca por su originalidad. Los escritores zaragozanos Daniel Gascón, Ángel Gracia y Miguel Serrano Larraz desgranan sus recuerdos de infancia y juventud en distintas zonas de una ciudad que cambia día a día su fisonomía y aterosa los recuerdos.

    Al final de la revista, las páginas poéticas están dedicadas al joven compositor zaragozano Jesús Jiménez Domínguez. El autor de Diario de la anemia y Fermentaciones (Olifante, 2000) y Fundido en negro (Premio Internacional de Poesía Hermanos Argensola 2007) escribe dos poemas: "Las luces de Messina" y "Nocturno de Lisboa". Reproduzco el primero por su riqueza metafórica y por su aliento existencial.

                    El presente está tan cerca que a veces es difícil verlo.

                               Entonces el collar de los días nos estorba,

                               nos estrangula y sus cuentas nos queman.

                          Yo viajé hasta Italia para verme en la distancia,

                   para contemplar desde el otro lado las luces de la isla

                     como un extraño que ve las velas de un pastel ajerno.

                           También yo soy una isla en medio de la noche,

                     escribí en la postal que nunca envié a ninguna parte.

               El mar, como un cleptómano arrepentido, dejaba en la arena

                     las cáscaras, los restos de un tiempo consumido.

                   Los tomé y en un bar armé el cadáver, pero el muerto

                     se levantó como el viento se levanta de los árboles.

                         Lo vi salir por la puerta y era como si yo saliera

                               de mi piel o de un hospital de campaña.

                         De aquellos días que se fueron hoy recuerdo

                    las luces de Messina y los volcanes de las islas Lípari.

                        Y ahora, de nuevo, mi imagen en el espejo es ésta:

                        la de un ciego que se asomara al vacío de un cráter.

3 comentarios

Nerea -

Yo había dejado aquí un comentario... se habrá perdido entre las redes de Internet.
Sí que conozco a Áfri, es una gran amiga. Ya se lo he comentado, ha dicho que se pasará por este blog para comentar ;)
Un abrazo!

José María -

Gracias por tu comentario, Nerea. ¿Conoces a África Vázquez? Me gustaría contactar con ella para que viniera al IES Ramón y Cajal a presentar su novela.Ya me contarás.

Nerea -

Elaios, qué buenos recuerdos. Fue el centro en el que estudié ESO y Bachiller.. en Bachiller escribí un artículo en Laberintos, sobre Conrad y su literatura...
Tengo que pasarme por el instituto a por la revista, y a saludar a los profes.
Un abrazo!