UN POETA CERCANO
Me acabo de enterar del fallecimiento del poeta malagueño José Antonio Muñoz Rojas. Nació en Antequera hace casi cien años y vivió para la literatura. No sólo cultivó la poesía, sino que escribió una prosa cuidada y elegante e incluso se adentró en el teatro. Su poesía tiene ecos de Horacio y de Machado, aunque no se libró de la fiebre vanguardista. Sus preocupaciones giran en torno al recuerdo, la soledad y el paso del tiempo.
Plasmo aquí un breve poema como homenaje a este poeta andaluz, que en 1998 obtuvo el Premio Nacional de Poesía por su libro Objetos perdidos.
Quiero contarte cosas que me pasan.
Cuando digo me pasan tiemblo, Rosa,
porque «me pasan» dice muchas cosas.
Esto de las palabras, Rosa, siempre
induce a confusión. Hablo, tropiezo,
caigo, me repongo, vuelvo a caer.
Hablar, Rosa, es darse trompicones
de palabra en palabra. La lengua dice
cosas que no quisiera, a tientas anda.
¿No ves, Rosa, que hablando, como hablo,
caigo en lo mismo y a lo mismo vuelvo?
Cosas que pasan. Te diré que anoche
ardieron los rastrojos, una hermosura
de fuego que en festones se corría
de gozo, dando saltos, crepitando,
la llama daba brincos, le ponía
un rostro diferente a los contornos,
sorprendida la noche en sus silencios
por la herida que abría en sus costados
la navaja de las llamas alegres.
Era una fiesta de purificación.
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