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josemarco

EL FUTURO DE ZARAGOZA

EL FUTURO DE ZARAGOZA

     El futuro de una ciudad puede depender, en ocasiones, de un número limitado de votos. Y es una pena que proyectos importantes de futuro para la Zaragoza del siglo XXI se queden en el baúl de los recuerdos o cambien radicalmente debido a la racanería de algunos, a la falta de compromiso de otros, a la preferencia por la opción más cómoda o al impulso emocional de este otoño caprichoso e incoherente.

     Siempre he confiado en mis representantes políticos - ingenuo de mí - pero, a veces, me asalta la duda del acierto o desacierto de sus decisiones. Decisiones que pueden ser un lastre para el futuro o un trampolín de progreso y prosperidad. Es verdad que cada vez se trabaja más a corto plazo y que la crisis económica ha dado al traste con algunos planteamientos. Pero casi nadie comprende el cambio radical de los representantes municipales de la ciudad en lo que se refiere a la ubicación de la próxima muestra de la ciudad del Ebro: Expopaisajes 2014. Al final, los ediles zaragozanos se han inclinado por lo más fácil, por lo menos creativo, por lo más económico. Han preferido, por tanto, ubicar esta muestra muy cerca del meandro de Ranillas, prácticamente al lado de los terrenos de la Exposición Internacional de 2008. Y se han quedado tan anchos. A pesar de las polémicas, a pesar de las quejas más que justificadas de los vecinos de San José, Vadorrey y Las Fuentes.

     Como vecino de este último barrio, me hacía ilusión contemplar desde la galería del piso un paisaje distinto al actual. En lugar de avistar esa huerta abandonada y maltratada, en lugar de vislumbrar esa ribera del Gállego infame, en lugar de acercarme a un Soto de Cantalobos dejado de la mano de Dios y de los hombres, habría podido visitar una muestra de plantas autóctonas y exóticas, unas parcelas cuidadas, una armonía natural entre los ríos y su entorno y - ¡cómo no! - un paisaje nuevo, distinto y atractivo. Pero, al parecer, no va a ser así. Tendré que volver de nuevo al lejano meandro de Ranillas para observar esta muestra de plantas y flores. Una muestra que quedará absorbida por los actuales edificios de la Exposición anterior, una muestra lejos de un entorno natural privilegiado como es la desembocadura del Gállego.

     El sábado pude pasear por el recinto de Ranillas. Ha mejorado mucho su aspecto, aunque queda mucho por hacer. Parecía que estaba todo vacío, parado, envarado. Recordé la afluencia de gente hace quince meses. Y sentí nostalgia al contemplar el pabellón de Aragón vallado y en obras, el pabellón de España vacío, la Torre del Agua como un fantasma vertical y los telesillas deslizándose silenciosos por encima de un paisaje anclado en el pasado.

     No sé cómo será el futuro de Zaragoza. Lo que se adivina es que la fisonomía de la capital de Aragón cambiará en cuatro o cinco años de modo casi radical. Las obras del futuro tranvía han comenzado la marcha atrás, se habla de una futua línea de metro, no se dice nada de la nueva Romareda. Al parecer, muchos temas importantes se deciden a última hora y por un mínimo margen de votos. La responsabilidad de nuestros representantes políticos municipales es grande. Habrá que seguir confiando en ellos. Aunque, eso sí, el cambio de opinión respecto a la ubicación de Expopaisajes 2014 ha sido un traspiés. Se mire como se mire. Y una bofetada metafórica a los habitantes del este de la ciudad.

1 comentario

Pedro -

Podiamos hacer una manifestación para que Expo Paisajes 2014 se haga en el ESTE de la ciudad, donde estaba previsto, a ver si los políticos reflexionan.