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josemarco

DESDE EL FONDO DEL BANQUILLO (8)

DESDE EL FONDO DEL BANQUILLO (8)

     Por fin ha vuelto a ganar el Real Zaragoza en casa. Por fin ha encadenado dos victorias consecutivas. Pero estas victorias son - como dice el entrenador - dos escalones más hacia la salvación. Todos esperábamos ver en casa a este nuevo Zaragoza. Teníamos miedo de que tantos fichajes de golpe y tanta renovación perjudicaran al equipo y dañaran el juego de conjunto. Pero, afortunadamente, no ha sido así.

      Los jugadores locales han peleado desde el principio hasta el final. La lesión de Paredes a los ocho minutos ha dado paso a un jugador distinto, Ander Herrera. Un jugador que siempre debería ser titular: se ofrece, es decidido y tiene una visión de juego excelente. De los demás, hay que destacar a dos defensas: Contini y Pulido. El italiano no ha cometido ningún fallo e incluso ha marcado el primer gol. El español ha respondido a la confianza del entrenador jugando un partido impecable y haciendo olvidar a un Diogo irregular e impulsivo. Los demás han estado en buena línea, aunque en la segunda parte se ha notado el cansancio y el empuje del Sevilla.

     Del equipo rival habría mucho que hablar. Negredo ha acabado desquiciado camino de los vestuarios. Manolo Jiménez, el entrenador, ha reservado a tres titulares indiscutibles y esto ha pesado en el equipo visitante. También le ha pesado el último partido de copa y le está pasando factura su participación en tres competiciones a estas alturas de la liga. Por eso, la victoria tiene mucho mérito. Una victoria con dos goles de estrategia. Una victoria que podría haber sido más amplia si Colunga hubiera estado más acertado y si Palop no hubiera realizado una  parada antológica.

    De esta tarde-noche de fútbol me quedo, sobre todo, con el papel de los aficionados de La Romareda, que han vuelto a estar sobresalientes. Me quedo también con la alegría de los niños, que no veían ganar a su equipo en casa desde hace meses y con el ambiente de la grada, que nos ha hecho recordar momentos gloriosos. Eso sí, para que este triunfo sea más valioso, hay que ganar el próximo fin de semana a un rival directo, el Valladolid, en el campo de la pulmonía. De momento, el equipo aragonés está fuera de los puestos de descenso y comienza a mirar hacia arriba. Aún quedan diecisiete partidos, es decir, cincuenta y un puntos. Y habrá que conseguir aproximadamente la mitad. La empresa no es nada fácil, pero la victoria de hoy ayuda a levantar el ánimo de una afición que estaba casi resignada a lo peor.

 

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