DESDE EL FONDO DEL BANQUILLO (14)
Hay partidos en los que el espectáculo se da más en la grada que en el campo. Hay partidos cuyos prolegómenos son impresionantes. Hay encuentros que ya están marcados casi de antemano con el signo de la victoria del más fuerte, del todopoderoso, del equipo de la otra liga, del bendecido por los árbitros, del no va más de media afición española, del no sé qué tendrán esos galácticos que, cuando no pueden, se les aparece la diosa fortuna.
Un poco de fortuna y algo más es lo que ha necesitado hoy el Real Zaragoza para arañarle, al menos, un punto al Real Madrid y dejarle casi apeado del campeonato de liga. Pero no ha sido así, a pesar de que el gol de Colunga ha sembrado el entusiasmo en la grada. Entusiasmo que ya se respiraba minutos antes del partido y que ha culminado con unos tifos impresionantes y con la música de fondo de La Albada del gran José Antonio Labordeta - ya era hora de que se acordaran del "abuelo" en La Romareda. En el campo ha habido de todo: la expulsión justa pero rigurosa de Contini, el gol de pillo de Raúl, la poca creación de juego en el centro del campo, un penalty no señalizado a favor de los de casa, la contundencia defensiva y poco más. El Madrid ha llevado la batuta del partido y hay que reconocer, aunque nos pese a los zaragocistas, que tiene más calidad y eso se nota se mire por donde se mire.
Después del encuentro ha quedado un sabor agridulce pero, en el fondo, hay que mantener la esperanza en estos hombres que se han vaciado para sacar, al menos, un punto. Quedan cuatro partidos que serán cuatro finales. Y no basta con luchar o encerrarse como en Bilbao. Hay que ir a ganar y buscar un poco de suerte, la suerte que ha tenido el Madrid en otra noche de ambiente excepcional en La Romareda. Eso sí, todo bueno menos el resultado.
(La fotografía es de El Periódico de Aragón)
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