UNA NUEVA TEMPORADA
Una nueva temporada, nuevas ilusiones, nueva equipación, nueva categoría. Los componente del equipo de cadete A de la Unión Deportiva San José, cuyo campo está ubicado en este barrio zaragozano, comenzaron ayer una nueva etapa en su feudo. Era ya el segundo partido de la temporada y, después de una victoria a domicilio en el campo de Agustinos, recibían a un rival difícil, bien conjuntado y que toca bien el balón, el San Gregorio.
El partido se decantó para los de casa, con un 2-1 a favor. Pero hasta el último momento se mantuvo la incógnita y la tensión. Una tensión que se contagió a la grada con gritos de ánimo y alguna crítica acerba a la actuación arbitral. Está claro que cada uno ve las jugadas dudosas con su propia subjetividad, que todos queremos ser árbitros, pero hay que comprender que no es nada fácil bajar al ruedo y decidir en décimas de segundo. Se ven mejor los toros desde la barrera.
Y mientras los cadetes buscaban lo mejor para su equipo, un Zaragoza frágil y desafortunado comenzó el partido perdiendo con el modesto Sporting de Gijón. Menos mal que Sinama resurgió de sus propias cenizas y marcó dos golazos que igualaron el partido. Agapito respiró desde el palco y Gay sintió una punzada de alivio. Aunque puede ser que sea pan para hoy y hambre para mañana. Y que Agapito Iglesias continúe con sus reflexiones y con su soledad. Esa soledad que manifestaba en el paseo de Sagasta el día de la huelga general camino de las oficinas de Codesport. La soledad del presidente. Un contraste brutal con los piquetes - ¿informativos? - que intentaban asaltar, una vez más, el Corte Inglés, como quien aspira a conquistar la Bastilla del capitalismo.
Llegamos a la Romareda cuando estaba ya todo el pescado vendido y el partido se había vuelto loco. Podía haber ganado cualquiera, pero fue el Sporting el que dispuso de las ocasiones más claras. Menos mal que estaba Doblas - ¿quién se acuerda de Leo Franco? - y que la suerte, por una vez, estuvo de aliada.
Nos queda el recuerdo del partido del San José, del entusiasmo de los jóvenes jugadores, del afán por ser una piña, como la que muestra la fotografía.
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