ÓRDAGO AL GOBIERNO
Como si de un juego de cartas se tratara, como si se intentara lograr el máximo de los retos, uno de los colectivos más privilegiados de España echó un nuevo pulso al gobierno, entre el silencio de muchos y la complacencia de otros. Pero, como suele ocurrir siempre, fueron los sufridos ciudadadanos - casi un millón de viajeros - los que cargaron con el peso amargo de las consecuencias de este órdago al gobierno. Un pulso que se les ha ido de las manos a los estresados controladores y que el gobierno ha tenido que frenar recurriendo por primera vez en democracia a la promulgación del "estado de alarma".
Mientras conducía mi coche por carreteras secundarias, orladas de las huellas blancas de las últimas nevadas, mientras circulaba con fluidez por una de las carreteras más tranquilas de la provincia de Teruel, seguía por la radio los acontecimientos de esa salvaje huelga de los controladores, de ese pataleo inadmisible, de esa hipocresía a flor de piel. Y pensaba en los miles de pasajeros que esperaban con ilusión embarcarse hacia otra ciudade española, europea o americana. Y me imaginaba a esos niños, ancianos o enfermos que tenían que pagar los platos rotos de un grupo de descerebrados sin comerlo ni beberlo.
Es verdad que hay que escuchar a las dos partes, que los controladores se están viendo abocados a una merma evidente de sus derechos y retribuciones, que tienen una gran responsabilidad, que les puede la ansiedad y el estrés. Pero de ahí a hipotecar los planes de miles de personas, va un largo trecho. ¿Es que los demás colectivos no sufren estrés, ansiedad o prolongadas depresiones? Y no abandonan el puesto de trabajo así como así. Y menos en estas fechas. Es tiempo de reflexión para todos: para los controladores, para el gobierno y para la oposición. Una oposición con con su silencio cómplice parece alegrarse de que el gobierno de Zapatero sufra un nuevo desgaste. ¡Qué ganas tienen de tomar el poder! ¿Cómo habrían actuado ellos en esta extrema tesitura? El tiempo lo dirá. Y pondrá a cada cual en su sitio.
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miguel -