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josemarco

UNA NOVELA PROFUNDA Y SUGERENTE

UNA NOVELA PROFUNDA Y SUGERENTE

      Tengo entre mis manos Daniela, la tercera novela de la escritora almeriense Carmen Lorenzo Benavides (Adra, 1970). Carmen se interesó desde muy joven por la literatura y a los trece años intervino como autora junto a otros compañeros de colegio en la elaboración de un libro de poesía y prosa poética titulado Cavite habla. Desde entonces no ha dejado de crecer como escritora, ya que ha intervenido en tres libros de relatos de Arráez Editores hasta la aparición de su primera novela, La identidad perdida, en 2006. Una novela de intriga, policíaca, emparentada con la novela negra. Tres años después se editó El descanso de los justos, un relato muy distinto al anterior. En él nos ofrece una original dualidad temporal entre la Edad Media y le época actual y nos brinda una serie de reflexiones sobre el papel del ser humano en el mundo, sobre el bien y el mal o sobre la religión.

     Daniela participa, en cierto modo de las dos anteriores. Su mayor brevedad permite acercarse al relato de modo tranquilo y sereno. Un relato que fluye espontáneo al hilo del monólogo de Casio, uno de los protagonistas, que mientras está declarando en la Jefatura de la Policía Local de Vera, nos desvela sus sentimientos, su incierto pasado y el poso amargo de su soledad y amargura. Todo gira en torno a la desaparición de Daniela, una periodista valenciana que está investigando sucesos extraños en dos lugares almerienses, el cortijo del Pajarraco en Vera y el pueblecito de Laroya.

     Pero Daniela es mucho más que un thriller al uso. Me ha sorprendido gratamente la visión caleidoscópica de los hechos, el contrapunto de escenas e intervenciones, la intriga sutil y verosímil, el acertado manejo del tempo narrativo y ese final abierto y sugerente.

      Carmen Lorenzo vuelve a demostrar con esta novela que sigue siendo una de las voces más autorizadas de la narrativa almeriense. Las reflexiones sobre la vida, la soledad, el amor, la rutina cotidiana,... dotan al relato de una hondura cercana a la de los grandes narradores actuales. Como botón de muestra, plasmo un fragmento del inicio del monólogo de Casio, al inicio de la novela: Tan corta es la vida...Para qué molestarnos siquiera en vivirla fuera del ritmo tranquilo del ir y venir de las olas que rompen silenciosas a mis pies.

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