SÍ SE PUEDE
Desde hace varias semanas, treinta mil gargantas corean al unísono el lema SÍ DE PUEDE, que se ha hecho famoso más allá del campo de la Romareda y de Zaragoza capital. Es un fenómeno curioso y casi sorprendente en estos tiempos de crisis y de actitudes pesimistas por doquier. Los aficionados del Real Zaragoza quieren llevar a su equipo en volandas hacia esa permanencia en la primera división del fútbol español, algo que hace unos meses parecía un milagro. Este grito colectivo se ha convertido en un símbolo del tesón, de la tenacidad y de esa constancia tan aragonesa por conseguir incluso lo que está más allá de sus posibilidades.
No sé si, dentro de diez días, logrará el Zaragoza el objetivo que todos deseamos. Pero lo que está bien claro es que el lema quedará como un recuerdo agradable en las hemerotecas y, tal vez, hasta sirva como acicate para la consecución de otros objetivos mucho más importantes. Mientras contemplaba esos momentos de delirio colectivo, estaba pensando en la posibilidad de trasladar este mismo espíritu de lucha y de superación a la vida cotidiana, al día a día lastrado por la crisis, a los vaivenes de la economía y a las consecuencias de los recortes.
¿Se puede superar esta crisis tan profunda como inesperada? ¿Se puede confiar en los que están al frente del país? ¿Se puede afrontar el futuro con esperanza y ganas de superación? ¿Se puede aspirar a más día a día? ¡Ojalá el espíritu de los zaragocistas contagie un poco la cruda y dura realidad. Ahí está el lema. Habrá que explotarlo en otros ámbitos, ¿no?
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