ATARDECER APACIBLE
Después del bochorno de los últimos días, parece que el calor nos da un respiro y deja el paso a la brisa suave y a una temperatura casi ideal. Al menos en Aliaga. La tormenta del domingo y los amagos tormentosos de ayer y de hoy han dado paso a un clima más adecuado para las fechas en las que nos encontramos.
El río Guadalope se resiste al estiaje y las huertas muestran toda su lozanía. Todavía se recuerdan las generosas lluvias del mes de junio y se quiere pasar página de los días inusualmente calurosos para estas fechas. Eso sí, aún queda mucho verano y puede pasar de todo.
En mi paseo por la calle mayor observo que se están reparando algunos tejados y se están adecentando algunas casas para recibir a los vecinos que esperan con ilusión las vacaciones de agosto. Porque agosto es el mes estrella. Las ciudades se quedan semivacías y las playas se llenan de visitantes. Pero muchos elegimos la tranquilidad de los pueblos que, con una altitud de más de mil metros, nos permite dormir a pierna suelta, disfrutar de los paseos vespertinos y tomar la fresca en la calle o en las terrazas de los bares después de la cena.
La fotografía nos muestra la torre de la iglesia de San Juan, un monumento inconfundible de Aliaga. El verde de la ribera del río todavía se mantiene a pesar de la escasa lluvia de los últimos días. Y los niños y jóvenes recorren las calles con aire festivo y con sabor a vacación. Están mucho mejor que en la ciudad, por supuesto.
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