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josemarco

VERANO DE 2018 (II)

Mientras el mes de agosto avanza inexorable, las tormentas parecen darnos un pequeño respiro y el sol matinal se enseñorea del paisaje. Estos días apetece caminar, correr o ir en bicicleta. Está todo tan verde que contemplar la naturaleza de este valle tan pintoresco es un placer para los sentidos. 

Ya se ha terminado la semana más importante del verano, la llamada semana del 15 de agosto. Pero los que podemos, apuramos los días del verano hasta el final e intentaremos incluso disfrutar de los primeros días otoñales.  Porque septiembre en Aliaga, especialmente después de las fiestas, es sinónimo de tranquilidad, sosiego y silencio. Eso sí, a todos nos gustaría que los pueblos de esta comarca turolense tan amenazada por la despoblación, conservaran durante el resto del año la misma fisonomía de estos días de agosto. Pero, desgraciadamente, casi todos volveremos a la capital, a ese señuelo urbanita que nos hechiza sin saber por qué.

Eso sí, volveremos a menudo al pueblo a cargar pilas, a disfrutar del paisaje, a pasear por sus calles, a visitar a las personas más queridas y - por qué no - a soñar con un futuro diferente: unos pueblos con escuelas llenas de niños, con alguna industria que dé trabajo a los vecinos y con más explotaciones agrícolas y ganaderos. Soñemos, pues. Que soñar es gratis.

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