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josemarco

EL SILENCIO DE LOS POLÍTICOS

EL SILENCIO DE LOS POLÍTICOS

     No sé si se trata sólo de una impresión personal. Pero lo llevo varios días comprobando, y también lo he podido constatar en años anteriores. Al parecer, a nuestros líderes políticos aragoneses les han sentado muy bien las merecidas y, en algún caso, dilatadas vacaciones. Han regresado tranquilos, sosegados, satisfechos. Los unos, porque el resultado de las urnas del 27 de mayo les afianzó en sus posiciones; los otros, porque el varapalo electoral les ha sumido en una especie de estado letárgico que durará probablemente hasta el inicio del 2008. Creo que debe de ser un silencio fructífero, una retirada a tiempo después de cargar a tope las pilas durante el mes de agosto en la playa o en la montaña.  Marcelino Iglesias mantiene en su agenda los actos más indispensables. El omnipresente Biel sólo aparece como el Guadiana pidiendo más dinero al ministro de turno. Y  los dirigentes de la Chunta quizás estén refugiados durante unos meses en sus cuarteles de otoño. Algo similar ocurre con el alcalde y los ediles de un ayuntamiento que se está preparando para pasar dentro de nueve meses una de las reválidas más importantes de su historia. Belloch ha delegado sus funciones  durante el largo verano en el teniente alcalde y acaba de reaparecer a cuentagotas. ¿Se reservará para los grandes eventos de la Zaragoza de 2008? El ilustre alcaldable, "vecino de Zaragoza", se deja ver a menudo paseando por el Coso Bajo y permanece en un estado de silencio reflexivo. Y Gaspar ha desaparecido casi totalmente del escenario político. Sólo el incombustible Labordeta sigue siendo el portavoz privilegiado de esta región, tanto a nivel nacional como autonómico.

      Mientras tanto, las obras de la Expo se aceleran por momentos bajo la amenaza de unos plazos, cual espada de dámocles afilada. Los plazos se acortan en el caso de las fiestas del Pilar-2008. El ayuntamiento de Zaragoza quiere tirar la casa por la ventana. Pero, como nunca llueve a gusto de todos, nadie se pone de acuerdo sobre el nuevo emplazamiento de las ferias o sobre la futura ubicación de la carpa de las peñas. La gente quiere jolgorio y diversión, pero nadie desea el jaleo a las puertas de su casa. Y así es difícil de que las propuestas sigan adelante. Alguien tendrá que hablar, alguien tendrá que decidir, alguien tendrá que explicar los temas razonablemente. El silencio es bueno, pero en determinadas ocasiones hay que salir del letargo, dialogar y enfrentarse a los problemas. Aunque todo ello suponga un desgaste o una pérdida de credibilidad. 

1 comentario

pedro -

vacaciones inducidas, sobre todo para los de CHA, una cosa es lo que hagan y otra la que les publican, que en casos como el heraldo es entre nada y nada..si quieres visita www.chunta.com y verás una visión distinta de lo se hace o no se hace