Blogia
josemarco

MEDITERRÁNEO

Parece mentira que el mar Mediterráneo - y otros mares ilustres - todavía nos seduzcan y posean un casi fatal poder de atracción. Manuel Vilas comenta en la columna del Heraldo de hoy esa paradójica fascinación de un mar que ha perdido ya casi todos los atributos. Ya no es, lamentablemente, el Mediterráneo que cantaba Serrat en sus años jóvenes y que ayer volvió a interpretar con nostalgia en el marco romántico de Veruela. Ya no es el mar que nos seducía hace treinta o cuarenta años y que contemplábamos azul, limpio y casi transparente. Yo lo descubrí en Mataró allá por el año 1965. Fue impresionante. Hoy ya no me impresiona el mar como antaño. ¿Cuál debe de ser la causa? La razón más importante la comenta Vilas en su acertado artículo: el mar está moribundo, cual vertedero universal. Lo peor es que nos devuelve la suciedad y es un símbolo de este planeta también moribundo. ¿Lo arreglará el G-8 en Edimburgo? Ojalá. Aunque quizás sea demasiado tarde. El domingo pasado lo pude comprobar en una playa valenciana: En vez de peces, mis pies sorteaban algas, detritus y suciedad por doquier. A pesar de todo, disfruté con Javier. Como Manuel Vilas en la playa catalana.

0 comentarios