
En estos días de bochorno en la ciudad y de extrema sequía y amenaza de incendios, alivian el panorama cotidiano los recuerdos de alguna excursión por el Pirineo. Recuerdo de modo especial una excursión al Ibón de Plan, perdido entre las montañas, misterioso y seductor. No conozco más ibones, aunque sé que en el Pirineo hay casi un centenar. Ángel Gracia, ganador el pasado mes de mayor del primer premio de poesía Delegación del Gobierno en Aragón, me invita a evocar esos parajes idílicos y solitarios. Me ha encantado el poemario y extraigo un breve poema para refrescar este verano:
"Los árboles han descendido.
Mis manos han medido la montaña.
Doy celos a la tierra
besando el agua.
El ibón y yo
nos hacemos hielo,
velamos
en la última luz del día"
1 comentario
ana a. -