ILUSTRACIONES DE "EL QUIJOTE"
Ayer por la tarde, Javier y yo tuvimos la oportunidad de asistir en el Centro de Historia de Zaragoza a la presentación de una nueva edición ilustrada del Quijote y a la inauguración de una exposición con 50 ilustraciones de Jordi Vila Declòs, de las 82 que ha plasmado en esta excelente obra editada por el valenciano Vicente Muñoz Puelles y a cargo de la editorial Anaya.
Son muchos los artistas que han ilustrado la obra de Cervantes a lo largo de la historia, empezando por Goya y acabando por Salvador Dalí, sin olvidar a Gustavo Doré, Picasso o el mismo Mingote, en clave de humor.Jordi Vila reconoce implícitamente la influencia del francés Gustavo Doré, aunque imprime en cada dibujo su sello personal y se considera satisfecho de un trabajo que le ha supuesto un gran esfuerzo pero que ha sido un reto que ha logrado superar con creces. Hay que decir, además, que la edición de Anaya es como un "Libro regalo" que resulta atractivo para el lector y facilita su lectura tanto por su enfoque didáctico como por sus acertadas notas léxicas y críticas.
Javier hojeó los dos volúmenes de la obra con la ilusión de un principiante. Esa misma ilusión tuve yo cuando, a su misma edad, conocí un Quijote casi deteriorado con ilustracìones de Gustavo Doré. Y es que las ilustraciones complementan la lectura de la obra y otorgan plasticidad y realismo al relato. O impulsan la imaginación hasta límites insospechados.
Son muchos los artistas que han ilustrado la obra de Cervantes a lo largo de la historia, empezando por Goya y acabando por Salvador Dalí, sin olvidar a Gustavo Doré, Picasso o el mismo Mingote, en clave de humor.Jordi Vila reconoce implícitamente la influencia del francés Gustavo Doré, aunque imprime en cada dibujo su sello personal y se considera satisfecho de un trabajo que le ha supuesto un gran esfuerzo pero que ha sido un reto que ha logrado superar con creces. Hay que decir, además, que la edición de Anaya es como un "Libro regalo" que resulta atractivo para el lector y facilita su lectura tanto por su enfoque didáctico como por sus acertadas notas léxicas y críticas.
Javier hojeó los dos volúmenes de la obra con la ilusión de un principiante. Esa misma ilusión tuve yo cuando, a su misma edad, conocí un Quijote casi deteriorado con ilustracìones de Gustavo Doré. Y es que las ilustraciones complementan la lectura de la obra y otorgan plasticidad y realismo al relato. O impulsan la imaginación hasta límites insospechados.
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