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josemarco

ENTRE DOS MUNDOS

ENTRE DOS MUNDOS

          El poeta granadino Luis García Montero - que estará en Zaragoza dentro de un mes - ha escrito un sugerente y profundo artículo en el suplemento semanal de un periódico. En sus primeras líneas recuerda al lector el tenue cordón umbilical que une la vida y la muerte a través de la literatura.

            El creador literario cita al respecto a dos escritores que sufrieron la dolorosa experiencia de la muerte de un ser querido: Wilhelm von Humboldt y Luis Rosales. El primero sufrió la pérdida de su hijo; el segundo evoca en La casa encendida la muerte de sus seres más íntimos.

              En agosto de 1803 – recuerda Luis García Montero – Von Humboldt escribe desde Roma a Friedrich Schiller para contarle la muerte de su pequeño: “Nunca he temido ni me he apegado puerilmente a la vida, pero cuando a uno se le muere el ser al que amaba tiene una sensación completamente distinta. Uno cree pertenecer a dos mundos”.

            Luis Rosales escribió La casa encendida – comenta García Montero – para contar que vivía también en los metros cuadrados de la memoria, junto a sus muertos más íntimos, habitando un lugar en el que pasado y presente se confunden hasta componer una alegoría cotidiana. Dos mundos respiraban el aire tranquilo de sus habitaciones.

           Como amante de la literatura y como persona que ha sufrido en sus carnes recientemente la pérdida de un ser querido, hago mías las palabras del poeta andaluz y me quedo con el eco de las experiencias de Humboldt y de Luis Rosales.

           En su reflexión final, García Montero va más allá de la dolorosa vivencia personal y reclama el protagonismo de la literatura como tabla de salvación del naufragio de la muerte: “La literatura – afirma – nos salva de la experiencia de la muerte porque consigue con la vida que pertenezcamos a dos mundos”.

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