BELENES Y VILLANCICOS
Hace unos treinta o cuarenta años la Navidad se vivía de otra manera. Aunque yo no residía aún en la gran ciudad, no recuerdo ese anticipo exagerado e hiperbólico de los grandes almacenes trufado de luces, música de fondo de villancicos, belenes por doquier y exóticos y, a veces caricaturescos, Papás Noeles (¿Influencia americana?). Considero un exceso este anticipo puramente comercial y económico de la Navidad real que comienza el día 24 de diciembre y acaba el día 6 de enero.
No sé lo que pensarán los niños de hoy en día. No creo que les haga tanta ilusión el turrón de Nochebuena ( o el guirlache), los langostinos de Navidad o el mazapán de Nochevieja. Ni creo que los villancicos les llenen de un sentimiento navideño y de una cierta nostalgia. Porque esta generación de niños y jóvenes han nacido en una época de abundancia y están abrumados desde su infancia por publicidad a destajo, regalos sin tregua y fiestas especiales semana tras semana. ? ¿Para qué, entonces los, Reyes Magos?
¿Es buena esta anticipación? ¿Es adecuado este despilfarro? No creo que sea muy educativo, aunque los padres tendrán que dosificar regalos, fiestas y dispendios varios para que sus hijos sepan valorar lo auténtico y desechar la hojarasca. Quizás pedimos demasiado. Y no hablemos del sentido religioso de la Navidad. Eso ya sería pedir demasiado.
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ana a. -