LA ESPAÑA OLVIDADA
En estos tiempos de progreso, de prisas, de estrés, de innovaciones tecnológicas y mejoras a golpe de talonario, en estos tiempos de contrastes, de desigualdades y de sonrojantes diferencias en todos los ámbitos, he aprovechado para reflexionar - al hilo del programa de anoche en Antena 3 "360 grados" - sobre la España rural, sobre el Aragón rural, sobre el Teruel rural. Porque, aunque el AVE no es la panacea ni unas buenas comunicaciones lo solucionan todo, la soledad en que se quedan nuestros pueblos desde noviembre hasta bien entrada la primavera obedece, en cierto modo, a las deficientes comunicaciones. Porque las autovías llevan consigo mejoras en todos los aspectos de la vida. Y si no, que se lo pregunten a los que se han visto favorecidos por ellas. De todos modos, la paradoja continúa. Pues las comunicaciones también sirven para que a los pueblos se viaje en el día desde la capital y, por lo tanto, no consigan una vida propia. En los pequeños núcleos rurales de la España interior unamuniana sólo quedan los mayores y unos pocos más. Allí encuentran lo que falta en las grandes urbes: tranquilidad, sosiego y calidad de vida. Pero la cruda realidad es que el que se va del pueblo difícilmente vuelve a él. Es casi siempre un viaje sin retorno.
Voy a plasmar un poema de mi amigo Fernando Ainsa, que en su obra Aprendizajes tardíos reflexiona con un tono distante e irónico sobre el dilatado período invernal en un pueblo de Teruel, alejado de AVES y de autovías.
EN ESTE PUEBLO
En este pueblo
- dicen los mayores -
se llega a viejo
subiendo cuestas empinadas
y comiendo acelgas todo el año.
Siguiendo el consejo
emprendes airoso el ascenso
pero dejas el resuello
entre la panadería cerrada para siempre
y la plaza de la iglesia de la que parten
- con un adiós definitivo -
los que van al camposanto.
Tal vez
- te dices a modo de consuelo-
la decisión de pasar aquí inviernos solitarios
sospechar murmullos en el corazón de la noche
leer tantos libros postergados
recoger las hojas secas
(que todavía no se ha llevado el viento)
la has tomado demasiado tarde,
cuando ya estabas cansado.
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