CAMINO DE MIRAFLORES
Hay calles en Zaragoza cuyos nombres reflejan irónicamente su aspecto, ubicación y trazado. Una de ellas es el Camino de Miraflores, en el barrio de San José. Es una calle - aunque le viene mejor el nombre de camino - corta, sinuosa y llena de sorpresas. Si accedes desde Zaragoza la Vieja, piensas que es un itinerario normal. Pero pronto salta la sorpresa: después de dejar a sendos lados el colegio María Moliner y el instituto Pablo Gargallo y, una vez has superado la cuesta que desciende a las flamantes instalaciones del Club Deportivo San José, te adentras en un recorrido de unos quinientos metros llenos de emociones y sobresaltos. El ancho de la calzada se estrecha por momentos y, ya a la altura del colegio de escolapias Santa Engracia, comienza el vaivén del vehículo que puede acabar con las suspensiones más duras y sofisticadas. Son doscientos cincuenta metros de tortura, de burla, de guasa. Parece que viajas en una montaña rusa de feria o en un auto de choque zarandeado a diestra y siniestra. Como te lo tienes que tomar con calma - ¡qué remedio! - contemplas unas casas semiabandonadas, el solar desolado del antiguo campo del C.D. Arenas y, a lo lejos, la futura estación de Miraflores y el solar donde, al parecer, se ubicará el futuro campo de La Romareda.
Una vez llegas al tercer cinturón, en dirección a Las Fuentes, respiras aliviado. Un día más - menos mal que sólo son tres días a la semana - has separado la dura prueba de esta travesía infernal. Ya en tu casa te preguntas por qué se sigue llamando Camino de Miraflores. ¿No sería mejor denominarlo camino del infierno, camino de feria o camino de perdición? Cualquier apelativo sería más adecuado a este casi maldito itinerario. Es de desear que las autoridades municipales, tan ocupadas ahora en la maratoniana preparación de los fastos de la Expo, se percaten del tema y adopten las soluciones pertinentes. O quizás tengan que reclamar los vecinos del barrio, o los alumnos de los colegios colindantes, o los deportistas del San José. ¿Nos harán caso? De momento, lo veo difícil. Quizás con el nuevo campo de fútbol la zona se mejore por eso del entorno. Pero no se tendría que llegar a ese extremo. Mientras tanto, seguiremos dando bandazos a diestra y siniestra. O elegiremos una ruta alternativa, aunque sea más larga y complicada.
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Ana -