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josemarco

LLEGARÁ LA TORMENTA

LLEGARÁ LA TORMENTA

     Llueve sobre Aliaga, llueve sobre Zaragoza, llueve sobre Aragón. Dicen que va a ser un verano atípico. Que de altas temperaturas, nada de nada. Dicen que va a ser un verano de tormentas, de paradojas, de sinsentidos. Y todo esto se palpa en el ambiente. Y en las playas. Y en las montañas.

     La Expo también está sufriendo las consecuencias. No va a ser un éxito. Ni tampoco un fracaso. Pero que quede claro que las expectativas no se van a cumplir al cien por cien. Es lo más normal. Y no hay que rasgarse las vestiduras.

      El cielo está gris en Aliaga. El horizonte se viste de otoño y reniega una vez más de los rigores estivales. A la mayoría nos gusta este clima cambiante. Sobre todo a los que huimos del calor de la capital, del agobio, del estrés, del sinvivir. En este rincón del Maestrazgo hay sitio para el sosiego, para el solaz, para el ritmo lento, para la reflexión, para encontrarse con uno mismo y con los demás. Aliaga es la metáfora de tantos pueblos a los que hemos dado la espalda y, paradójicamente, nos brinda una vez más su cara más amable.

     Ha llegado la tormenta. Ha llegado el cambio de ritmo, la ruptura de la monotonía, el olvido del calor agobiante. Desde el mirador privilegiado del solanar, observo el verde perpetuo rociado por las gotas frescas, amables, fugaces. Los tejados rojizos brillan entre el gris del paisaje. Los pinos y los abetos se convierten en dueños y señores de las montañas eternas. Cae la lluvia sobra Aliaga. Un paréntesis veraniego que sabe a bendición, a esperanza, a renacer de la naturaleza. Todo un regalo para los sentidos y para el espíritu soñador e inconformista.

1 comentario

Luis Antonio -

Cuento los días que me faltan para ir a Aliaga. Ya falta menos.Un saludo afectuoso, José Mº