LA CUENTA ATRÁS
Cae la noche sobre Zaragoza, cae la noche sobre el recinto de la Expo, cae la noche sobre Aliaga. Las terrazas de la ciudad del Ebro están atestadas en esta casi bochornosa noche de viernes, previa al inicio del curso escolar. Muchos zaragozanos han decidido apurar las últimas horas del día a orillas del Ebro, en pleno recinto de la Exposición Internacional, que ha iniciado ya su inevitable cuenta atrás. En cambio, en Aliaga están viviendo con ilusión la primera noche de las fiestas patronales en honor a su patrona, la Virgen de la Zarza. No faltará el bullicio. No faltará la juerga sana. No faltará el toro embolado ni la verbena hasta que el cuerpo aguante.
Los que nos hemos quedado en la gran ciudad, contemplamos desde la distancia el perfil de la Torre del Agua, uno de los iconos de la Expo, y nos preguntamos cómo quedará el recinto de la muestra después del 14 de septiembre. Unos hablan de remodelación; otros, de desmantelamiento. La mayoría espera, sin embargo, que algunos de los pabellones más significativos queden en pie. Nos gustaría visitar el Acuario sin agobios y sin esperas. Nos gustaría volver a contemplar Zaragoza a vista de pájaro. Lo que no sabemos todavía es si podremos visitar con tranquilidad el pabellón de Aragón y el de España. Habrá que dar tiempo al tiempo y esperar. Cuando pasen unos meses, se podrá valorar con más objetividad la oportunidad de la Expo y los beneficios que ha reportado a Zaragoza.
Recuerdo mi estancia en la Expo y la extensión de cemento y asfalto en que se ha transformado la fecunda huerta de hace pocos años. Recuerdo el olor amargo del agua del Ebro a su paso delante del iceberg. Recuerdo el color aceitoso de sus aguas, casi pútridas. Esa sería una buena labor para el futuro: sanear el agua del río, transformar su caudal en algo más agradable para los sentidos. De momento, los visitantes apuran las últimas noches. Otros se han desplazado a los pueblos a pasar el fin de semana y recoger a los niños para que estén listos el lunes. En Aliaga también ha comenzado la cuenta atrás del verano. Hasta el día nueve, la diversión estará asegurada. Luego llegará el otoño y volverán las inquietudes por el futuro del pueblo. Siempre hay que luchar por la mejora del medio rural, aunque las miradas y las inquietudes vuelvan inevitablemente a la gran ciudad. Hasta el próximo verano.
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