VERANO FESTIVO EN ZARAGOZA
Los primeros días del otoño en Zaragoza suelen ser apacibles y benévolos desde el punto de vista meteorológico. Si el cierzo respeta el valle del Ebro, la capital prolonga su verano hasta mediados de octubre. A todo esto contribuye la celebración de las fiestas del Pilar, que este año darán comienzo el primer fin de semana de octubre.
Una vez concluida la Expo y, a falta de ingredientes importantes a corto plazo - porque el proyecto de Gran Scala parece el cuento de nunca acabar -, la Semana del Pilar ya empieza a preocupar y ocupar a los responsables del ayuntamiento y a los representantes de las peñas. Como cada año, se anda buscando una ubicación idónea para el pabellón Interpeñas. Este año se ha pensado en el aparcamiento de la Expo, en el barrio del Actur. Pero, al parecer, los vecinos de esta zona no están conformes y van a hacer lo posible para que los jóvenes no acudan allí por la noche. Nadie quiere zonas de ocio cerca de sus hogares. Eso sí, todos queremos que nuestros hijos se diviertan. ¿Cuál es la solución?
Tampoco hay acuerdo en el programa festivo. Es normal. Resulta difícil contentar a todos. Algo similar ocurre con el cartel anunciador, que a muchos les resulta extraño y poco representativo. Por no hablar de todos los inconvenientes que los días festivos conllevan año tras año: aglomeraciones, ruido, caos de tráfico por el centro,... Pero está claro que la fiesta es para vivirla en la calle y que, gracias a estas celebraciones, el verano se prolonga un poco más y la ciudad se resiste a entrar en el largo letargo invernal. ¿Letargo cultural, lúdico y artístico? Esperemos no sea así.
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