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josemarco

VUELVEN LOS VIEJOS FANTASMAS

VUELVEN LOS VIEJOS FANTASMAS

     El otoño es una estación que invita a lo crepuscular, a la melancolía, a la nostalgia, a la imaginación sin fronteras, a la fantasía desbordada. Además, la cercanía del mes de noviembre nos invita, más por tradición que por otro motivo, a pensar un poco más en el más allá y a engañar a los sentidos con aparecidos, con seres de ultratumba. Son los llamados fantasmas que pueblan nuestra imaginación y que tan bien han recreado escritores románticos como José Zorrilla o Gustavo Adolfo Bécquer.

     Pero los fantasmas que nos han vuelto a visitar en este otoño apacible y cadencioso han sido muy distintos a los que crea cualquier mente soñadora. En realidad, es un fantasma el que, acompañado de todo su cortejo, quiere volver a visitar Aragón en los próximos meses. Se trata ni más ni menos que del fantasma del trasvase del Ebro. Mariano Rajoy lo ha vuelto a resucitar en uno de sus feudos, en la comunidad de Murcia. Pero él sabe que la realidad es otra, que los tiempos han cambiado y que, en estos momentos, no está el horno para bollos. Porque debería saber el señor Rajoy que tanto en Valencia como en Murcia el agua ha caído a raudales en las últimas semanas. Debería saber que los beneficios del trasvase no irían a parar a la agricultura sino a todo lo que gira en torno al desarrollismo salvaje. Debería saber que la cuenca del Ebro es cada vez más deficitaria y que un trasvase está en contra de cualquier uso razonable o equitativo del agua.

     Muchos se preguntan para qué ha servido la recién clausurada Expo 2008 de Zaragoza. El lema "Agua y desarrollo sostenible" no iba ni mucho menos por el camino de los trasvases, sino todo lo contrario. Pero el dirigente del PP sigue con la suya, con las orejeras puestas y la mirada al frente. Esperemos sea sólo una bravuconada. Esperemos ocurra lo mismo que aquellos aparecidos de las leyendas de Bécquer, que cuando llega la luz del día se desvanecen y todo queda en una efímera pesadilla. De todos modos, sería ingenuo bajar la guardia ante este  inquietante anuncio, en un momento tan inoportuno y ante sus fieles de siempre.

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