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josemarco

AL FILO DEL VERANO

AL FILO DEL VERANO

     Para una gran mayoría, el verano no comienza el 21 de junio, ni siquiera cuando aprietan las altas temperaturas. El verano comienza cuando se dobla la esquina del 30 de junio y se abre un horizonte de uno o dos meses para disfrutar, cambiar de hábitos o, simplemente, cerrar una etapa.

     Porque el 30 de junio suele ser una fecha bisagra. Una fecha ambivalente para muchos. Un día para recordar y acaso para olvidar. Precisamente un 30 de junio de 1984 - hace ya la friolera de 25 años - abandoné un modo de vida y un lugar de residencia en Barcelona para desplazarme a la tierra que me vio nacer, al Aragón de mis amores. Veinte años fuera de esta tierra eran ya demasiados para mí. Y creo que acerté. Al menos, a fecha de hoy, no me arrepiento en absoluto.

     Con el inicio del mes de julio comenzaron las oposiciones a profesor de secundaria. Se sucedieron los viajes a Madrid y se crearon muchas expectativas de futuro. Me costó adaptarme a una nueva vida en Zaragoza. Aquí se vive de otra manera, con otro ritmo, con otro talante. Todo ello sucedió al filo de un verano diferente. Siempre recordaré esa fecha como otras muchas que tengo marcadas en mi calendario personal. De todos modos, el verano no ha sido siempre la panacea que había soñado. Julio y agosto han sido testigos de ausencias muy dolorosas, de vueltas de tuerca, de incertidumbre. Porque las ilusiones no siempre se cumplen como uno desea. Eso sí, este verano quiero que sea una etapa de reencuentros y de expectativas. Todo ello aderezado con un talante positivo y optimista.

1 comentario

Angus -

Excelente artículo, amigo. Que pases un buen verano.