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josemarco

DESDE EL FONDO DEL BANQUILLO (5)

DESDE EL FONDO DEL BANQUILLO (5)

     Hay partidos que se disputan más en la grada que en el terreno de juego. Ayer, los que presenciamos el encuentro entre el Zaragoza y el Athletic de Bilbao, nos llevamos una doble decepción: el divorcio en la grada entre los aficionados y la junta directiva, y la evidente ineficacia de un equipo que, a pesar de que puso toda la carne en el asador para ofrecer una victoria a su afición y al entrenador, no sabe lo que es ganar y no consigue doblegar a los rivales desde hace varias semanas.

     El partido empezó caldeado en la grada. Nada más empezar el encuentro ya se oían consignas como éstas: "Directiva, dimisión"; "Marcelino sí, Directiva no". Pero lo que estaba claro es que el entrenador asturiano ya tenía la espada de dámocles sobre su cabeza y, como dijo en una desafortunada rueda de prensa, estaba sentenciado, pero no ejecutado. Pero el público, que es soberano en estas lides, ejecutó una sentencia distinta y culpó repetidamente a la Junta Directiva y al Cuerpo Técnico de su gestión lamentable e ineficaz. Desde el fondo sur del campo, el Colectivo 1932 extendió una pancarta elocuente poco antes de terminar el choque: "Esta afición no merece tanta humillación". Sobran las palabras y los comentarios ante tanta evidencia.

    Con ser muy dolorosa la derrota - me atrevería a decir que injusta - el resultado de ayer pasó a un segundo plano. Porque lo peor tal vez esté por llegar. No quiero ser pesimista, pero esta situación es muy similar a la de hace dos años cuando acabamos en el pozo de la segunda división. Es verdad que quedan 24 partidos, 72 puntos. Pero, ¿Cómo se van a conseguir los 30 que faltan para llegar a la habitual frontera que señala la permanencia? De momento, nos espera en el Bernabeu un Madrid insaciable y luego, después del paréntesis navideño, viene un crecido Deportivo? En lo demás, es mejor no pensar, de momento. El nuevo entrenador ya puede cargarse de moral para sacar este equipo adelante. Habría que preguntarse si todos los jugadores han hecho lo que han podido, si las lesiones han sido tan decisivas, si Marcelino podía haber hecho algo más, si la  Directiva debería haber hecho algún cambio en el cuerpo técnico.

     Me quedo, sin embargo, con dos notas positivas del encuentro de ayer: el compromiso de la afición con el equipo y la recuperación de Carlos Diogo, después de 19 meses castigado por las lesiones. Lo demás estará sujeto, a partir de hoy, a la incertidumbre, a la lucha contra corriente y a superar ese divorcio con la Directiva del Real Zaragoza. Algo difícil, pero no imposible. Peores tormentas se han capeado en la historia del club.

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