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josemarco

MIRAVETE EN AGOSTO

MIRAVETE EN AGOSTO

     Miravete de la Sierra, ese pueblo de la comarca del Maestrazgo en el que "nunca pasa nada" renace de sus cenizas de soledad y silencio durante el mes de agosto y se convierte en un lugar atractivo desde todos los puntos de vista.

    Aprovechando las celebraciones de mediados de agosto en honor de san Cristóbal y san Roque, nos acercamos desde Aliaga para disfrutar de una tarde de concursos, animaciones y, ya al filo de las doce de la noche, el toro embolado. Y nos damos cuenta de que Miravete tiene su encanto: un enorno natural privilegiado, un trazado urbanístico peculiar, un sabor a pasado, un multiservicio rural, una huerta regada por el Guadalope, una esbelta torre de la parroquia de nuestra señora de las Nieves, una fuente circular con cuatro caños, un puente medieval, unas calles empedradas, unas casas rurales muy bien conservadas y un molino harinero recién restaurado.

    Por todos estos motivos, Miravete puede considerarse como símbolo de muchos pueblos turolenses en los que la despoblación ha hecho esgtragos. Casi todos sus vecinos emigraron hacia Valencia o hacia Cataluña en la segunda mitad del siglo pasado y ahora sólo se reúnen en determinadas fechas. Sus hijos y nietos ya no han nacido allí, aunque visitan el pueblo de sus padres y abuelos, al menos una vez al año. Da gusto recorrer las calles de Miravete durante estas fechas. Un pueblo que respira silencio y tranquilidad por los cuatro costados.

     Todos nos preguntamos qué será de Miravete en un futuro no muy lejano. Qué ocurrirá cuando sus ocho habitantes que permanecen allí durante todo el año ya no estén. ¿Será un pueblo vacío y solitario? ¿Su potencial turístico volverá a atraer nuevos habitantes? Estas y otras preguntas nos planteamos mientras nos dirigimos al antiguo molino harinero por un camino surcado de chopos cabeceros, de avellanos, de pequeños olmos y de algún azarollo.

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